sábado, 18 de abril de 2015

¿Los ladrones proponen más "corralitos"?


El FMI insiste en la confiscación de ahorro privado para reducir la deuda pública

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Un nuevo documento del Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelve a poner a sobre el tapete la posibilidad de aplicar quitas soberanas y expropiar parte de los ahorros de las familias para reducir el ingente volumen de deuda que acumulan los gobiernos de los países desarrollados.
En su último informe sobre Vigilancia Fiscal(Fiscal Monitor), publicado el pasado octubre, dicha entidad advertía de la posibilidad de confiscar hasta el 10% del patrimonio que acumulan los hogares para reducir la deuda pública a niveles de 2007, antes de de que estallara la actual crisis financiera.
Ahora, son los destacados economistas Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff -ex economista jefe del FMI- quienes insisten en un reciente estudio publicado por el Fondo que, muy posiblemente, numerosos estados se verán obligados, de una u otra forma, a aplicar distintas fórmulas para reducir su elevado endeudamiento público, desde la reestructuración (quitas y/o espera) y reconversión de deuda, hasta elevada inflación, represión financiera (impuestos, tasas de interés negativas,etc.) o bien una combinación de varias de estas medidas, reporta elespiadigital.
La conclusión del informe es clara: la historia demuestra que los gobiernos suelen optar por este tipo de salidas en caso de elevado endeudamiento público, y la situación actual no será muy distinta.
De este modo, Reinhart y Rogoff prevén la quiebra parcial (default) de diversos países, refiriéndose en particular a la periferia del euro, y la reducción de deuda pública mediante la transferencia de recursos desde los ahorradores privados hacia el Estado.
Según ambos economistas, la combinación de crecimiento y austeridad para reducir el endeudamiento soberano es necesaria, pero será insuficiente para resultar eficaz por dos razones: por un lado, el PIB de los países ricos registrará un tímido avance en los próximos años debido, precisamente, a la elevada deuda pública; y, por otro, las medidas de austeridad son difíciles de aplicar porque suelen ser muy impopulares.
¿Conclusión? Los inversores en deuda pública y los ahorradores pagarán la factura de los gobiernos.

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