martes, 20 de octubre de 2015

"Nunca regreses a donde fuiste feliz"

No debe haber ningún ser humano que en algún momento no se deje arrastrar por la nostalgia, sin embargo esta maravillosa herramienta para la literatura, no suele ser recomendable para la vida presente, pues el presente es la única certeza de vida que tenemos. La nostalgia puede ser un estorbo innecesario e incluso una enfermedad si le damos permiso. La encontraremos en las canciones, en la poesía e incluso en el romanticismo de un coleccionista de antigüedades, pero la nostalgia siempre es sinónimo de pasado. Todos caemos en la tentación de volver, aunque ser por un momento a su poder de seducción.¿quien no querido alguna vez volver a visitar los lugares comunes de su niñez? ¿quien no ha deseado volver a ver a aquellos niños que compartieron juegos y travesuras con aquél niño que uno fue? ¿quien no sintió la curiosidad de saber que fue de la vida de nuestra primera novia? ¿o de saborear otra vez aquellos manjares culinarios que tanto nos gustaban?.¡Hay tantas añoranzas! traídas por los recuerdos. Pero " la nostalgia es el tren que ya pasó mientras estás en el andén esperando el tren del futuro" (me quedó guapa esta definición, no se si la acabo de inventar o la leí en algun lado, cosa que importa poco). Un tren ya pasó y el otro puede llegar...o no.
Pero nadie escapa a la nostalgia, que viene a ser el pecado de malgastar el tiempo del presente, pero hay que pecar, pecar es muy saludable, de vez en cuando.
Hace un tiempo me dejé llevar por la nostalgia y recorrí lugares y vi personas viejas que yo recordaba como niños, fueron pocos y renuncié a seguir, quizás como auto-defensa, para no dañar más mis recuerdos. Volver puede acarrearte el disgusto de encontrar a aquellas personas brillantes de la niñez y de tu memoria, hecho unos viejos que piensan igual que en los años 70 del siglo pasado. Con los mismos pensamientos y los mismos odios, con las mismas visiones adquiridas con una educación malintencionada que solo aspiraba a castrar el pensamiento libre y con las mismas pasiones de un tiempo lejano. Los que se han animado a volver para satisfacer la nostalgia puede ser que compartan esta visión, los que no se hayan dejado seducir o piensen hacerlo, presten atención... ¡no lo hagan! siempre es mejor quedarse con los recuerdos, que al menos nos sirven para engordar las charlas de sobremesa, que volver a encontrarse con seres del pasado... pero con móvil, con auto y con tv color.
No quiero escribir esto como una verdad incuestionable, seguramente, como en todos los órdenes de la vida, se podrán encontrar personas que si avanzaron en ideas, que siguen siendo jóvenes mentales a pesar de sus arrugas, pero yo no los encontré, tal vez por mi propia cobardía de no visitarlos a todos.

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