viernes, 17 de febrero de 2017

La Justicia española refuerza el independentismo y la idea de un nueva república.

Hace mucho tiempo que sostengo que la sociedad española viene cambiando, aunque, por ahora, este cambio no se ha notado mucho pues la influencia de los medios de comunicación, principal sostén del bipartidismo, monarquía e iglesia, puede disimular, ocultar, o tergiversar, esta nueva realidad que se cuece en los " bajos fondos" de la sociedad. Esa sociedad que componemos millones de ciudadanos anónimos, que luchan, de verdad, por el pan de cada día y con el sudor de su frente y que normalmente (y con evidente toque de clasismo) se suele llamar, "la gente de a pie" o "ciudadanos comunes". Los ciudadanos comunes estamos cansados de los cachetazos repetidos de desprecio, insultos sutiles o evidentes, de exclusividad e impunidad que nos recuerdan que en España, la justicia hace grandes diferencias y que hay una justicia especial para los diferentes extractos sociales. El rey y su padre, ni siquiera se tienen que someterse a la justicia. ¡Son inimputables!, y la justicia humana no los puede tocar...¡como si fueran Dios!, tenemos que hacerle ofrendas, venerarlos y nunca poner en duda sus decisiones, ni sentirnos quien para dudar de su moralidad y buen hacer. Esta escala social donde por debajo del rey y su prole familiar, se situan a codazos, zancadillas, empujones y mordiscos, el resto de previligiados, que se siguen aprovechando del conformismo y adormecimiento de una vieja sociedad educada para aceptar como algo natural esta división social, y no solo en lo referente a la justicia.
Sin embargo hace unos días (publicado en este blog) la encuesta del CIS nos cuenta que la mayoría de los votantes menores de cuarenta y cinco años, convierten a Podemos en un partido mayoritario. Esto, más allá de inclinaciones políticas, y sin entrar a valorar sus beneficios o desventajas, nos está diciendo que hay una nueva España que pide un cambio radical, y por ahora, lo que sabemos de Podemos, con cierta seguridad es que se trata de un partido republicano y que si estuviera en sus manos, eliminaría de un plumazo a la monarquía, y que como segunda promesa de obligatorio cumplimento es separar a la iglesia del estado y que se auto financie, como lo hacen otras religiones en España. Una tarea, sin duda, muy difícil de lograr, pero, que merece la pena intentarse.
Estas decisiones judiciales tan descaradas, como fue la de que la infanta Cristina, una mujer educada en las mejores escuelas, haya sido exonerada de todo delito, siendo socia de su esposo culpable, no  hacen más que fortalecer la idea de muchos catalanes, vascos y gallegos, que visualizan a futuro su independencia.
Si además, tomamos en cuenta las opiniones de políticos del PP-PSOE y Ciudadanos, dando palmas de alegría por este veredicto, ya se puede entender mejor los cambios que se cuecen "en los bajos fondos".
José Trillo Arán

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