
Agitar las banderas, no es soberanía. Para muchos pueblos de la UE las banderas, hoy, son solo son un antiguo juguete que aprendimos a querer desde niños y que nos dejan poseer. Agitar banderas sirve para evitar que no descubramos que estamos perdiendo las raíces a las que estabamos aferrados, que somos indecisos, dependientes, vulnerables, es apenas un placebo para nuestra débil identidad. Cuando otros deciden nuestro destino, no somos soberanos.


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