viernes, 20 de noviembre de 2015

Europa se debate entre libertad, seguridad, integración o exclusión.



La tarea de integrarse en un país extraño es mucho más difícil de lo que a piori nos quieren pintar los medios, o los expertos "en clases magistrales"cuando están aportando consejos de integración y convivencia, que siempre terminan culpabilizando a los extranjeros, pero de buena manera, con cierto estilo de maestros y padres que buscan proteger y enseñar.
Europa es en términos generales un compendio fascinante de variantes de razas y religiones, que algunos intentan mantener y otros destruir. A menudo se reclama de parte de los xenófogos que algunas razas no intentan integrarse, pero no se preguntan si los dejamos o hacemos lo suficiente para ello.
Cada tanto un atentado reaviva los odios y estos suelen perdurar incentivando el miedo hacia todos los componentes de esa nacionalidad o religión, Y no nos engañemos, esta vez le toca a los sirios o irakies, pero si fuéramos a "democratizar", ( por poner un ejemplo cualquiera)" a Venezuela, y un grupo de terroristas llaneros o de Maracaibo, se vinieran a cobrar una venganza, temeríamos y odiaríamos a todos los sudamericanos parecidos en su aspecto físico que viven Europa.
Por que los ignorantes tienden a generalizar y no pierden el tiempo en hacer selecciones, ni en saber nada de nada.
Cualquier infeliz, carente de felicidad o proyectos, necesita sentirse alguien y entonces la radicalización es una buena vía de escape y un pretexto para sentirse importante o al menos superior a esos extraños. La estigmatización general de otros, evita a los ignorantes y a los vagos el trabajo de pensar, y es lo que las grandes mayorías quieren, no tener que apuntarse a la ardua tarea que supone pensar, y así como evitamos cocinar y vamos a comprar comida hecha, lo mismo nos sucede a las mayorías con el pensamiento sobre temas complicados, ya lo queremos fabricado.
Solo hace falta un atentado o una noticia alarmista para tirar al traste con cualquier intento de integración tanto por parte de las políticas de integración como para el extranjero que intenta integrarse. El mirar de reojo a un extranjero, evitar saludarlo, negarle un trabajo por su vestimenta o color de piel ya le resta a él, la fuerza para integrarse. El extranjero que se denuncia por las visiones externas como el color de piel o la vestimenta, se verá obligado a juntarse con los suyos. No se puede vivir sin ningún tipo de pertenencia.
No suelo escribir ejemplos personales, pero de lo que estoy escribiendo tengo una experiencia, un pequeño ejemplo, nada que me haya quitado el sueño, pero sirve para resumir todo esto.Al volver a España después de treinta y ocho años en Sudamérica, traía pegado el acento y los dichos de aquellas tierras, con hijos argentinos y venezolanos, fui dejando mi hablar español y mis raíces gallegas, allá me había integrado de tal manera que pocos sabían que era español. Al volver, los vecinos enseguida se enteraron de la llegada de "un argentino y su familia", ¿si yo les dijera que dos vecinos no me devolvieron los saludos al cruzarnos por la acera...¿me creería?. Uno de ellos, dos años después de haber llegado, una mañana se armó de fuerzas, me paró y me preguntó ¿es verdad que usted es español?. A partir de ese día fue toda miel conmigo. El otro sigue sin saludar y baja la cabeza para evitar mi mirada, todavía no se debe haber enterado de que no juego de visitante.
Muchas veces leeremos y escucharemos que los extranjeros no quieren integrarse, lógicamente habrán unos pocos, como en todos los órdenes de la vida, pero lo que deberíamos preguntarnos es si nosotros hacemos lo suficiente.
En estos días los atentados de París, refuerzan miedos y odios, temores estos que son muy bien aprovechados por partidos de ultra-derecha y xenófogos de todo pelaje. Los gobiernos sean de derechas o no, aprovechan para recortar libertades, molestar a la ciudadanía pidiendo documentación, cerrando las fronteras y acabando con el tratado de Schengen, todo en nombre de la seguridad y recordandole a los ciudadanos...¡esto es por culpa de esos!. Los gobiernos de izquierda deben seguir el ejemplo de Hollande, que está obligado a demostrar que tiene "lo que hay que tener", para que M. Le Pen no lo siga aventajando. Mientras tanto los ciudadanos nos miramos de reojo, unos por ser defensores de las libertades y multiculturalismo y otros por pedir y permitir lo que sea necesario en nombre de la seguridad. Y ellos, esos ciudadanos extranjeros tienen ¡la culpa de todo!, tal vez por eso en estos días miles y miles de nuevos parias, olvidados en campos de "refugiados", o vagando sin rumbo, rogando un plato de comida y un lugar para cobijarse con la llegada del invierno. Los medios ya no se preocupan por ellos y cuando los medios no los atienden... ¡los refugiados no existen!. y los gobiernos se sacan un problema de encima.
José Trillo Aran.

Selección de futbol de Francia...¿ sirve este pequeño ejemplo de que la integración es posible?

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