jueves, 20 de junio de 2013

La pesadilla del abuelo.

   Esta mañana me levanté con un humor de perros, no era para menos, me dolía todo el cuerpo, y usted lógicamente pensará que son cosas de la vejez, pero le aseguro que no. Fue que anoche sufrí una pesadilla de esas que a uno lo dejan temblando de miedo y que al despertar, todo sudado, el corazón golpea tan fuerte que parece que le saldrá por las orejas y los ojos están tensos y duros y a punto de explotar y su tamaño natural se asemeja al de dos huevos de aveztruz (hembra,claro), o de dos aveztruzes por que la pobre "avestrusa"solo puede poner uno a la vez y necesita un día de recuperación, porque tal vez usted no sepa que un huevo de esos contiene lo que media docena de huevos de gallina juntos. El caso es que soñé que bajaban de un auto negro dos señores vestidos con traje negro, camisa clara y corbata y con unos pinganiños en la oreja, todos comprimidos dentro del traje que le quedaba pequeño, como a todos los musculosos y que les da un aspecto de morcilla asturiana, pero en día festivo. Estos fulanos sin siquiera saludar me levantaron por los sobacos y así me metieron en el coche, después de un trayecto que no pude descubrir me llevaron a un sótano semejante al del castillo de Toledo, me encadenaron los pies y las manos con unos grilletes a la pared de piedra y  me dijeron burlones ¡ahora verás! y se rieron a voz en cuello con una risa que me heló la sangre, de pronto y sin pre aviso apareció un hombre bajito y de nariz prominente, de aspecto casi normal, normalmente diabólico, que me dijo con voz de flauta de caña desafinada ¡fue un error! repita conmigo ¡fue un error! y yo tuve que repetir ¡fue un error!, está tortura no terminó hasta que tuve que escuchar treinta y cinco veces las mismas palabras...¡fue un error!. Por el rabillo del ojo pude ver a una mujer alta, con cara de "yo no fui" que observaba la escena con una media sonrisa que yo no pude definir y recuerdo que en medio de la tortura me pregunté ¿quien es esta bruja? y no pude aclarar la duda, pero sabía que yo la había visto en algún lado. Al ver a la mujer el enano pito flauta se dirigió a ella y le dijo
-¿Usted cree que le habrá entrado en la cabeza que fue un error administrativo?, la mujer levantó la cabeza altanera y dijo -
-"denle otra sesión de convencimiento". Y otra voz el Ministro Montoro me torturó con otras treinta y cinco de escuchar y repetir "FUE UN ERROR".
Cuando ya estaba al borde de la extenuación la Infanta Cristina se apiadó de mi:
- Déjalo... Cristobal, ahora vete a decírselo a todos los españoles.
-Y sino me creen señora?-
-Los traes a todos y los disfrazas de elefantes que papá se encarga de ellos.-



Nota: Ayer el ministro de Hacienda C.Montoro quiso explicar lo inexpicable y en su comparencencia repitió 35 veces las palabras fue un error.

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