domingo, 23 de noviembre de 2014

¿Globalización o masificación?

   Recuerdo que aún siendo un niño, allá en Argentina, tuve conocimiento que una embotelladora intentó cambiar la costumbre de "tomar mate", recuerdo que las botellas tenían el líquido verde que a pesar de haber sido lanzado con mucha publicidad, no caló en el gusto popular y esa empresa (ya no recuerdo cuál) abandonó la idea, y gracias a Dios, argentinos, paraguayos, brasileros y uruguayos siguen tomando mate a la vieja usanza, la misma que ya tenían los índígenas y que sabiamente popularizaron aún más los jesuitas de la conquista. No quiero hacer un detalle de las virtudes de esta planta, ni lo que representa a nivel social, pero es bueno que se sepa que el mate se brinda a los extraños como una bienvenida, como un gesto de integración en la familia y la amistad, el mate representa muchos valores que vamos perdiendo por la globalización. Leí ayer un artículo que comentaba que en Grecia se está perdiendo la costumbre de beber "el café a la griega", parece que dentro de poco todos los griegos y nosotros, deberemos beber café en vasos plásticos y a la americana. La globalización implica que un Zulú se vista como uno de Bostón, o de uno de Gales del Sur, que un beduino use vaqueros de tela recia aunque le exploten los testículos al montar el camello, que un chino se diferencie de un japones solo por mostrar el pasaporte. ¡Esa es la idea!, globalizar y masificar aún a costa de ir perdiendo la identidad nacional o regional y en eso se empeñan las grandes multinacionales y los gobiernos arrastrados y serviles que se camuflan detrás de la "universalidad". No hay razas ni países mejores, ni que no tengan de que avergonzarse.
   Se pueden tener conceptos e ideas universales sin ser un payaso disfrazado de modernidad a la americana, los valores humanos y los derechos universales no necesitan vestirse a la moda, y digo a la americana porque son las empresas de ese país las más destacadas, pero también podría decir que la Nestle no tiene porque enseñarles a los griegos o a los turcos a disfrutar de un buen café. Sin embargo la culpa no es de las multinacionales, ellas solo quieren ganar dinero y si nos tienen convertír en muñequitos consumidores de plástico y desayunar con un vaso de petróleo, lo harán, si es necesario que un siberiano coma productos bajos en calorías como uno de Miami, lo harán. Ellos quieren ganar dinero, solo eso, la idiotez es de la gente que compra ese mensaje y se siente moderno y universal aceptando costumbres importadas que no se adaptan a sus necesidades.
Yo soy lo que soy y tú deberías ser lo que eres, ni mejor ni peor por tus costumbres o ropajes, en el último de los casos deberíamos competir por ver si es mejor persona un marroquí con chilaba o un cubano que vive todo el tiempo en pantalón corto y camiseta sin mangas.
La universalidad se debe entender por acabar con las desigualdades y mejorar los derechos humanos, intercambiando ideas, discutiendo sobre puntos de vista, pero nunca por imposición publicitaria o por la vía de la fuerza.
   No debemos confundirnos, la globalización es un invento para que circulen libremente los grandes capitales, arrasando por donde quieran, con industrias locales, costumbres, identidad, diversidad, e incluso recursos naturales, fomentando la contaminación ambiental. No te dejes engañar por esa supuesta universalidad y libre circulación del dinero, es un gran negocio que intenta apoderarse de todo, y mientras se permite la globalización y la libertad de movimiento de los capitales, no se permite la libre circulación de las personas, un inglés tiene visa para viajar a cualquier país del mundo, un mozambiqueño no, un estadounidense puede ir a ganarse las habichuelas a México y los mexicanos tienen que entrar de manera ilegal. No comas cuentos, nadie golpea tu puerta para traerte la felicidad. Intenta ser mejor, pero sin dejar de ser quien eres.

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