lunes, 17 de noviembre de 2014

Los pueblos comienzan a despertar.

   Muchos políticos todavía no se enteran de que los pueblos, aún los menos desarrollados, comienzan a exigir cambios en política y la economía y mucho más claramente en el cuidado del medio ambiente. Van un paso atrás y no se quieren enterar, tal vez porque muchos de los gobiernos llegan  serlo porque son impulsados y arropados por las grandes empresas multinacionales o la todopoderosa banca, un viejo hábito que ya la gente comienza a conocer y lo más importante, a no temer.
   Los que seguimos los procesos de este despertar de conciencias, valoramos y agradecemos sobre manera a los movimientos sociales e indigenistas de latino-américa, a los movimientos ecologistas que le sacaron la careta a muchas multinacionales, cada uno desde su puesto de guerra y muchas veces unidos. Les cuesta mucho más a los europeos, acostumbrados quizás a mirar para otro lado y no ver los daños irreparables de sus grandes empresas, que hacían daño pero...¡allá lejos! y que de alguna manera disfrutaban de los dividendos de estos saqueos. ¿Como interesar a un suizo que disfrutaba de un exquisito chocolate Nestlé y la riqueza que generaba sobre los desmanes de esa empresa en África? ¿Como explicarle a un estadounidense que sus guerras preventivas y democráticas crea el caos en muchos países, genera más odio, deja muertos y heridos y alimenta miles y miles de personas con traumas incurables?, ¿como explicarle que en realidad son asaltos a mano armada? El pueblo de USA apenas si tuvieron una pequeña muestra de terror con el 11S, y que además le vino de perillas al gobierno para "apretar" a su propio pueblo con nuevas medidas de seguridad y de paso recortarles derechos y obligarlos a vivir con más miedo todavía. Pero el poder es muy poderoso y valga la redundancia, la ambición de unos pocos que lo tienen todo y disponen de la riqueza y el poder de la información, que es tanto o más poderoso que el de las armas, y adormecen aún más a los que ya vivían dormidos. Aún hay mucha gente que vive sin enterarse de nada, viendo estúpidos programas de televisión, leyendo diarios que engordan la admiración y dan la razón a los mismos de siempre, gente que compra la revista Hola para ver como cuatro insignificantes se sienten valiosos.
Va lento para mi gusto, pero soy optimista, el mundo debe ser más justo y equitativo, por las buenas o por las malas.
José Trillo Aran

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