Guste o no, Arnaldo es hoy un hombre libre con todos sus derechos intactos, saldó la deuda. A partir de hoy puede hacer de su vida lo que quiera, puede montar un bar, una ferretería o ser un político. Cada uno tendrá su idea sobre él, pero debemos aceptar lo que determina nuestra ley. A veces no nos gusta lo que dictaminan las leyes, otras nos duele lo que no dictaminan, pero son las leyes vigentes y mientras no las cambiemos las debemos obedecer y aceptar aunque sea tragando sapos de vez en cuando. Para algunos españoles ver libre a Otegi será un castigo, lo mismo que me sucede a mi al ver las sonrientes fotos de Aznar, pues si yo fuera la justicia (Dios no lo permita y los hombres menos) ese señor no estaría libre, lo juzgaría por genocidio. Para otros este hombre es simplemente un ex-preso político, porque lo de preso político es algo que se ajusta a todas las necesidades, un asesino puede ser un preso político si es partidario de un regímen, o puede ser un asesino si es contrario a el.

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