domingo, 21 de abril de 2013

¿De qué nos sorprendemos?

   A menudo nos espantamos de hechos que consideremos bárbaros y hacemos que nos rasgamos las vestiduras de dolor y pegamos un grito al cielo para entender y esperar que no vuelvan a suceder hechos lamentables como los de Boston o de otros tantos lugares que suceden casi a diario. A la mayoría nos gustan los lamentos y fingir el dolor que nos causan las victimas, cuando en realidad la cosa no pasa de un comentario en el  café o en el trabajo, pues llegado el momento de prevenir, no hacemos nada, en el menor de los casos porque estamos ocupados y en el peor "porque el mundo es así y no va a cambiar" y con esa idea nos quedamos tranquilos y que se joda a quien le toque. Si fuéramos honrados aceptaríamos que "lo que sucede no es una desgracia, sino un resultado". Nos olvidamos que se bombardean impunemente ciudades casi a diario, siempre muy justificado con hermosas historias de libertad y democracia, con eso ya tranquilizamos el alma ¡y a seguir viviendo!. Cuando vamos apoyando guerras y fomentando revoluciones militares o políticas estamos creando millones de individuos mutilados, física o mentalmente. Los chicos de Boston no son unos locos casuales, Chechenia tiene una historia de sangre en todos sus rincones geográficos y humanos, que nosotros no recordamos, tal vez porque está lejos, quizás porque su historia y su cultura nos más lejana aún, pero hoy no hay distancias, un avión traslada en pocas horas a individuos de cualquier país o ideología, que lleva su dolor o su odio donde tenga ganas. ¿Alguien puede imaginar por un momento cuando niños de cinco años, o siete, o diez, vio morir a toda su familia, o a sus amigos mutilados, o a sus hermanas violadas en la guerra de Irak, mientras nuestros niños jugaban a la play?. Muchos españoles apoyaron esa guerra y otros no, sin embargo en cualquier momento uno de esos niños iraquies, puede poner una bomba para liberar el odio que le sembramos y volar en pedazos a inocentes sin distinción de apoyo, o no, a la guerra. Este ejemplo multiplíquelo las veces que quiera, porque en los últimos veinte años, si se pone a recordar encontrará muchas más guerras, revoluciones, atentados políticos y violencias gubernamentales, a las que ni siquiera le damos importancia, porque para muchos la guerra o sus derivados de la violencia "son solo noticias" que eliminamos dando vuelta la hoja del diario o cambiando de canal. En nuestra ignorancia y servilismo cultural aceptamos "la violencia de los buenos" ¿y luego esperamos que los malos no se desquiten?. JTA.

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