viernes, 25 de enero de 2013

Yo soy un argentino blanco...

   "A mi esa gente no me representa, esa gente no es Argentina, los argentinos somos los cultos, los descendientes de la derecha europea, los que admiramos y seguimos la forma de vida y las ideas de los norteamericanos, los que miramos hacia el mundo avanzado, no esos pobretones morochos, brutos y ladrones, que no sirven para nada, yo soy la representación de este país...el resto es mierda y me avergüenza"
    Este modo de pensar, está presente en toda latino-américa, lo impusieron los españoles en la época de la colonia, lo reforzaron los ingleses, luego los representantes de las grandes empresas multinacionales y aún sigue vigente, dos latinoamericas que conviven como pueden, una creyéndose que son los dueños del país, y otros, que son una mayoría olvidada y desplazada desde siempre. Ambas sociedades acrecientan sus odios y ahora, desde España, veo con tristeza como los medios de comunicación colaboran con esa división.¡que tristeza me produce!.
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   Hay gente que odia a otros sin saber por qué. Los educaron para odiar y nunca se tomaron el trabajo de averiguar si esa educación era cierta o simplemente estaba basada en falsedades e intereses egoístas.
y así siguen viviendo, sin saber ni preocuparse, cumpliendo y dejando a sus descendientes la herencia recibida.
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   La humanidad no mejorará sino intentamos mejorarnos a nosotros mismos.

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   Durante muchos años había hablado mal de "los cabezas", termino conque se desprecia a los pobres y de piel oscura en Argentina, a ellos se les cargan todas las culpas sociales y nadie se preocupa de saber si esto tiene un porqué, si esto no es el resultado de unas políticas excluyentes, sino es el producto del mismo sistema que defienden, el mismo sistema que logra que en el mundo se gobierne para un 20% de la población y envía a una muerte lenta al resto.
   Durante su vida envió a sus hijos a escuelas católicas, y los niños aprendieron a admirar a los militares asesinos, durante años se sintieron argentinos "for export", la cara linda de la Argentina primer-mundista. Pero la vida le tenía guardada una sorpresa, un hijo se enamoró locamente de una "cabeza" y tuvo muchos "hijitos cabezas". Le quedaban pocas alternativas, cambiar de pensamiento no era acorde, por lo tanto le dio vuelta a sus principios..."es que ella y mis nietos no son cabezas mentales" son como yo..." Es como dijo Groucho Marx, "tengo mis principios, pero sino le gustan tengo otros", ahora su nuera y sus nietos, no son negros, ni cabezas, ni son culpables de nada de los males sociales. ¡Sino se conforma quien no quiere!

(Esto está basado en un historia real, muy cercana, que me tocó vivir.)

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